miércoles, 12 de agosto de 2009

Estrenando blog

Corría el verano de 2004 cuando aterricé en Holanda. Bueno, aterrizaje es un decir (quienes me conocen no lo dudarán ni un segundo), ya que mi entrada estelar en estas tierras planas se produjo en coche-patera. Así que está a punto de cumplirse el primer lustro de mi andadura en tierras holandesas. Después de todo este tiempo, he llegado, entre otras, a las siguientes conclusiones:


1. El holandés es, efectivamente, un idioma, no una sucesión de gruñidos enlazados.


2. El concepto "montar en bicicleta" adquiere dimensiones desconocidas para alguien que no sea un aborigen primario de estas tierras (¿pero de verdad que antes de llegar a Holanda NUNCA habías visto a nadie simultáneamente paseando al perro, afeitándose y portando la funda de su violonchelo mientras pedalea?)


3. El número de kilos adquiridos es directamente proporcional al número de años viviendo en los nobles Países Bajos.


4. No te molestes en luchar contra el destino: después de las 6 PM, desaparece cualquier indicio de vida humana de la faz de la tierra holandesa.



5. La expresión "fiesta de cumpleaños" no es más que un oxímoron inesperado. ¿Existen dos términos más antitéticos que "fiesta" y "cumpleaños" cuando te encuentras atrapado/a en el mismísmo epicentro del estratégico círculo de sillas? (un consejo: nunca te sientes en esa silla vacía al lado del abuelo de los piños postizos... recuerda que todos defenderán con uñas y dientes sus posiciones primigenias hasta el final de la velada)

1 comentario:

  1. Se te olvida el número 6: No todos los rubios están buenos, mayormente si son mecánicos de taller
    ¡Bienvenida a la blogosfera, fermosa!

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